Esta tercera ola de pandemia ha dejado a varias comunidades autónomas divididas respecto a las restricciones que deben llevar a cabo y muchas dudas sobre todo lo relacionado con el tema del derecho concursal. En el caso de Baleares, se ha optado por restricciones muy estrictas, postergando el cierre de la restauración hasta el 28 de febrero.
Actualmente el Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares todavía no se ha pronunciado sobre los recursos presentados para la reapertura de los comercios, sin embargo, en el País Vasco la justicia falló el martes a favor de los hosteleros, permitiéndoles así la reapertura de sus negocios.
Después de varias manifestaciones por parte de los colectivos afectados, en los cuales se pedía la apertura de la hostelería y la dimisión de la presidenta de Baleares, hemos podido presenciar como diferentes empresarios de la hostelería nos han dicho literalmente.
“¡Hemos tirado de ahorros, pero ahora mismo ya no queda nada! si no puedo abrir pronto, directamente no podré comer”
Esta situación desemboca en una inundación de ERTES en el sector hostelero, acumulando más del 46% de estos expedientes de regulación. Hasta ahora más de 100.000 bares, restaurantes y cafeterías han tenido que cerrar sus negocios en el primer trimestre del año en comparación a 2020. “Además, la restauración da trabajo a 1,7 millones de personas y supone el 4,7% del Producto Interior Bruto (PIB)”
Este escenario provoca un sentimiento de incertidumbre e indignación en todo el gremio, porque detrás de estas cifras existen miles de historias que merecen ser escuchadas y atendidas de la mejor manera posible.
Hoy me comentaba un amigo propietario de un bar lo siguiente:
“Jesús, en marzo nos cerraron de un día para otro, tuvimos que pedir un ICO para poder pagar a los trabajadores, a parte de los que ya pedí para montar el bar, y ahora solo tenemos gastos y más gastos, pero no podemos tener ni un ingreso, ¿Cómo voy a pagar todo eso? Es totalmente imposible, porque por muchos números que haga no me salen las cuentas y llevo una semana planteándome cerrar el bar y mandarlo todo a tomar viento”
Desde Vivir Sin Deudas, recomendamos un asesoramiento previo para analizar la situación y tranquilizar a la persona, ya que muchas veces piensan que todo puede ser mucho peor que lo que legalmente puede llegar a pasar.
“Una vez analizado, si es posible, recomendamos primero un preconcurso”
Se intentaría un acuerdo extrajudicial de pagos con todos los acreedores que incluiría quitas y aplazamiento, o por el contrario un acuerdo de refinanciación, en ambos casos, la intención será salvar la empresa. Si no es posible, se estudiarán todas las opciones para evitar posibles responsabilidades del administrador de la sociedad y liquidar la empresa lo más rápido posible para no generar más deuda y poder empezar desde cero cuando todo esto pase.